Este cuento infantil contiene una enseñanza para los niños, pero muchos adultos también deberíamos escuchar su moraleja. A veces, nos preocupamos tanto por aquello que nos podría suceder, que dejamos de actuar con sentido común. Vivimos aterrorizados por aquello que podría pasar y nos olvidamos de disfrutar de aquello que ya está pasando.